
Arthur Machen, al igual que su contemporáneo Lord Dunsany, fue
un obstinado soñador que creó una de las obras más líricas y exquisitas
que ha dado hasta la fecha el denominado género de terror. Tutor,
traductor, corrector de pruebas, catalogador de libros raros, actor de
teatro y sobre todo periodista, Machen trasladó al papel sus arrebatados
y melancólicos sueños con esa rara intensidad y soledad propias de la
poesía, tratando de desvelar los enigmas que se ocultan más allá de la
existencia y fuera del tiempo y logrando que la belleza y el horror
suenen en sus relatos al unísono. A diferencia de Le Fanu o M.R. James,
Machen, inspirado por su origen celta, no escribió sobre fantasmas sino
más bien sobre fuerzas elementales, maleficios que sobreviven o poderes
malignos invocados por el folklore y los cuentos de hadas, como los
hermosos y juguetones seres que se le aparecen en el bosque a la
protagonista de El pueblo blanco, «probablemente el mejor relato
sobrenatural del siglo, tal vez de la literatura» en palabras de E.F.
Bleiler), o la malévola gente pequeña que hace acto de presencia tanto
en El sello negro como en La pirámide resplandeciente o en De las
profundidades de la tierra, esa enigmática y horrible raza precéltica,
negra y achaparrada, forzada a vivir en las entrañas de la tierra, donde
todavía practica sus infames ritos sacrificiales. La presente antología
recoge catorce relatos (algunos de ellos inéditos en castellano), lo
más granado y significativo de la ingente obra fantástica de Machen, que
tanto influyó en el maestro del horror sobrenatural, H.P. Lovecraft.
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